lunes, 12 de septiembre de 2011

¡SE ME PERDIÓ DE VISTA RANGERS Y NO LO PUEDO ENCONTRAR!

¡SE ME PERDIÓ DE VISTA RANGERS Y NO LO PUEDO ENCONTRAR!
Ricardo Araya Maldonado
Periodista y Escritor





Hasta el minuto 71, el partido de los pumas frente Rangers, se estiraba con un lánguido empate y el cuadro local sucumbía ante un evidente descenso físico, futbolístico y anímico, mientras los huasitos se agrandaban y llegaban con algunos caramelos a la valla de López. Minuto de incertidumbre en que las esperanzas quedaban a merced de los recién ingresados Narváez y Huerta, para volver a propiciarse las jugadas de gol, que no supieron cristalizar en el primer tiempo y que fueron amilanando la fortaleza espiritual de los jugadores pumas y el panorama se tornaba cada vez más grisáceo, en este partido de “seis puntos”, como decían aquellos que les gusta inventar cosas raras.
Vino un tiro libre, por la banda izquierda y en el habitual borbollón de hombres y en el rechazo parcial de la defensa sureña, apareció Ronald González que hizo explotar de júbilo a los dos mil incondicionales hinchas y a otros dos mil aparecidos.
De allí para adelante fue otro partido. Con el estímulo anímico que significó la apertura del marcador, todo cambió. Los jugadores rojinegros se fueron en busca de la paridad  y los pumas se encontraron con abundantes espacios para el contragolpe.
Nada mejor para un mediocampista y un delantero, que sorprender adelantada a una defensa para meter pelotazos al vacío y en profundidad. Y tanto mejor, si se trataba de Rangers, un equipo livianito y con algunos jinetes jugando fútbol. Claro que no todo fue “coser y cantar” para la oncena local, porque en la defensa talquina se escondía un longevo “criminal” de mil batallas en el cuerpo, pero en franca decadencia como es Marco Villaseca.
A partir de aquel “segundo aire”, comenzó el festín puma y muy bien por Giovanni Narváez, que se cuadró con el gol de la tranquilidad. Un antofagastino resistido por la hinchada local, desde tiempos inmemoriales. Y para más remate, cada vez que jugaba se mandaba desafortunadas jugadas que acrecentaba el rechazo de los que no tienen idea de fútbol, porque se trata de un jugador interesante y experimentado; además que tiene buen porte. Todos saben que yo detesto a los jugadores enanos.
Más allá de las cuentas alegres por haber perdido de vista a Rangers, el sublíder en la tabla de posiciones –el CDA le sacó ocho puntos de ventaja- inquieta el excesivo toque de balón del cuadro antofagastino, que para los “pichangeros” neófitos, pudiera aparecer atractivo, pero que es improductivo y también exasperante, cuando carece de rapidez, profundidad y sorpresa. Y durante largos pasajes del encuentro los jugadores albicelestes cayeron en ese jueguito anodino y estéril; razón fundamental del fracaso del fútbol chileno a nivel internacional.
Aún así, los pumas van en alza y se nota un equipo sólido y bien afiatado; pero lo que más pesa al ser evaluado por los rivales, es la mística que luce; esa aura que irradia, solamente el equipo que posee alma de campeón.
      

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