sábado, 25 de junio de 2011

¡Mi “Quillotazo”…el único gran título puma!


¡Mi “Quillotazo”…el único gran título puma!
Ricardo Araya Maldonado
Periodista

Suena el pitazo y comienza el partido...qué partido ni nada por el estilo, si esto es un monólogo, con el cuadro canario volcado sobre la valla defendida por el "Tarzán" Berly, dispuesto a resistir el empate, la orden imperiosa de don Pancho Hormazábal, para ser campeones del ascenso… de qué partido me hablan si esto se transforma en un sufrimiento atroz, en cada segundo que pasa…en cada balón que llega al área albiceleste.
A ratos, la defensa antofagastina es zarandeada y hace agua por todos lados; en otro rato, la acompaña la diosa fortuna; al rato siguiente, el despilfarro increíble del uruguayo Grafigna, que no puede hecharla adentro….luego los tapadones del “pelaito” Berly.
Otro rato después y como siempre, el peruano Bravo, multiplicándose, ganando una y mil veces en el juego aéreo, pero dejando al desnudo sus limitaciones con balones jugados a ras de piso. Entonces, en las coberturas aparece el voluntarioso tocopillano Toño Espinoza, despejando con urgencia, lesionando aún más su maltrecho muslo derecho...
De qué partido puedo hablarles, si de tanta emoción, transpiro más que Juan Carlos Meneses, correteando a medio mundo en las inmediaciones del área, olvidándose por completo que alguna vez fue puntero derecho... y cerca de mí, mirándolo casi pegado a la reja, el "Monico" Jáuregui, defendiedo como gato de espalda, reventando sin asco el balón, lanzándolo muy lejos, para que no vuelva más...


Qué partido voy a comentar, si no me sale la voz de tanto gritar con mi tono de niño; soy un atado de nervios cuando el desgarbado "Chuleta" Vega, tan pulcro con el balón, ahora lo pierde una y otra vez y Juan Pelayo Ayala, tiene que bajar a cooperarle, diluyéndose en funciones ajenas a sus cualidades ofensivas.
    Qué partido voy a gritar, si lo único que hago es comerme las uñas de pura angustia, porque el "Maestro" Saavedra, no encuentra su mejor juego, aunque sabía que este encuentro de balones divididos, refriegas y pelotazos, no era para los talentosos...e igual me desespero cuando el "Curco" Páez, pegado a la raya, no puede con sus mañas surtidas y sucumbe por enésima vez, en la intentona de fabricarse un tiro libre, que sirva para recobrar el aliento...
Qué partido estoy presenciando, si no está mi ídolo, el paraguayo Lucio González, que sabe de estos ajetreos, cuando hay que poner el caracho feo y la pierna fuerte, haciéndose respetar; en su reemplazo está el "Tanque" Barreto, que no sabe tanto como su compatriota guaraní...
Y así transcurrió el primer tiempo y los pumitas están con un pie en la Primera División...y así va transcurriendo el segundo tiempo y cunde la desesperación quillotana... y así crece el apoyo de la hinchada albiceleste... y así falta un cuarto de hora para el final... y así, el minutero de mi reloj "Oris", parece que no avanza.... y así, estoy sufriendo más de la cuenta... y así, llega el minuto 33, en uno de los tantos rechazos desesperados, recibe el balón el "Maestro", levanta la vista y hace un cambio de juego, colocando un pase de 25 metros para Juan Pelayo Ayala... y así, por la orilla izquierda, el paraguayo elude en velocidad a su cancerbero, entra ligeramente en diagonal y despacha un zapatazo fulminante... el arquero Anabalón vuela infructuosamente y el disparo rasante y colocado, se cuela casi rozando el poste izquierdo....
Así, lloré de puro contento, como nunca antes había llorado, sabiendo que un niño llora a cada rato ...así valió el sacrificio de viajar 1400 kilómetros sentado, incómodamente, en una banquita de madera.... así, menos que nunca, me importó desatar las iras de mi primera polola, que no estaba "ni ahí" con el fútbol...así, justifiqué haber viajado sólo con lo puesto...así, justifiqué mi sonrojo de andar "pechando" el almuerzo, porque no tenía ninguna moneda en mis bolsillos...así, esperaría los últimos doce minutos de juego, los más largos y agónicos de mi incipiente vida...
     Así ingresó el coquimbano Jorge Helo, para ayudar a corretear rivales... así, Pelayo Ayala, definitivamente, es un defensa más... así, Toñito Espinoza, no puede más con su pierna derecha...así, Carlitos Bravo, se agranda aún más en los cabezazos... así, por fin, a Juanito Páez, le resulta una infracción y, en eso de tirarse a la piscina y la ceremonia del tiro libre, se pierden dos minutos... así, lo único que deseo es dar la vuelta olímpica; yo se lo prometí a quien quería escucharme en las calles de la población Corvallis... así, el señor árbitro acapara todas las miradas...así, el árbitro levanta los brazos... así, con el griterío infernal, nadie escuchó el pitazo final...así, estoy en el séptimo cielo, cuando me salto la reja y descontrolado invado la cancha, junto a miles de antofagastinos…
Así, creo que estoy soñando cuando voy dando la vuelta olímpica...así, veo llorar al peruano Bravo... así, veo con el torso desnudo, a Juan Pelayo Ayala, llevado en andas...así, observo al Toño Espinoza, abrazado con Onofre Barreto, riendo como locos y diciéndose no sé qué cosas... así, corro desesperado al arco y remezco una y otra vez, la red triunfadora...así, la muchedumbre me aprisiona...así, la hinchada albiceleste lo cubre todo...


Tu corazón nena, tu corazón,
cambia de colores según la ocasión,

mi corazón nena, mi corazón,
Tiene los colores
de un PUMA CAMPEÖN...!!!!!


Así, no puedo más con mi emoción... y me siento orgulloso de ser antofagastino, como siempre, desde siempre...así, agradezco eternamente, la dicha indeleble que viví en Quillota, en aquel verano de 1969 siendo casi un adolescente... así, de tanto celebrar, demoré una semana en regresar a mi ciudad natal... así, han transcurrido más de 42 años, desde aquel irrepetible "Quillotazo"...
...Así, al evocar esta única dicha grandota que recibió mi ciudad natal, vuelvo a ser el chiquilín aquel, soñador e iluso, que nací amando mi camiseta albiceleste...¡Gracias papá…gracias mamá…gracias tíos! que desde pequeño me enseñaron a amar y a defender lo propio, las raíces, el terruño…
…Así, quiero este domingo volver a celebrar…a gritar… ¡y ya lo ve, y ya lo ve, somos campeones otra vez!...a llorar sin inhibiciones…a sentirme hermano de todos…


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