lunes, 13 de febrero de 2012

“PABLITO” RUIZ, SALVÓ LA PLATA


“PABLITO” RUIZ, SALVÓ LA PLATA

Ricardo Araya Maldonado
Periodista
Con un calor tan inclemente como inusual; con los mismos dos mil 500 hinchas fieles, incluyendo al “loco choche y sus medios pollos” y cuatro huasitos en la barra penquista, comenzó la reivindicación del equipo albiceleste, al conseguir su primer triunfo en el retorno a primera división y jugando de local.
Sin embargo, fue una victoria que podría mover a engaño. Lo dijo clarito un hincha en cuanto escuchó la alineación del cuadro puma: “qué pobre, para un equipo de primera”. Y yo lo interpreté a mi manera: “Que de un burro, no podemos hacer un caballo de carrera”, porque hasta los 41 minutos del primer tiempo estábamos viendo una película repetida, ya que el equipo local carecía de llegada -todos saben que no tiene delanteros de peso- y el arquero Brites, era un espectador más y demoraba la reanudación del juego,  sin ton ni son, ya que muy de vez en cuando, le llegaba algún caramelo a sus manos.
Corrían y sudaban tan poco, que esa interrupción decretada por el árbitro para que tomaran aguita -otro invento inútil de la FIFA-, resultó ociosa, ya que nadie tenía sed y a la postre se transforma en un recurso que favorece al equipo que quiere mantener un resultado. No voy a decir que se transforma en un recurso que le quita vértigo al partido, porque vértigo no había ninguno.
Bueno, en ese incesante peloteo, apichangado, de pronto un balón largo, muy largo por la orilla, Ronald González lo alcanzó al borde de la línea final y lo único que pudo hacer -ya cayéndose- fue un exigido centro y como el balón iba sin fuerza, llegó blandito al primer poste donde estaba el zorrito Martell para empalmarlo con el arco a su disposición. Con esa suerte, es como para irse corriendo a comprar un Kino.
En la segunda fracción, en los minutos iniciales empató el cuadro sureño, con un gol calcado al que le hizo el equipo iquiqueño, la semana anterior y en el mismo arco. Centro, cabezazo y gol. ¿Y la defensa?...bien gracias, mirando cómodamente…
Afortunadamente ingresó “Pablito” Ruíz, que con su segundo golcito, está conquistando a la barra puma. Ya lo dije, en mi comentario anterior, goles son amores y el gol es el producto más apetecido que existe. Recibió el balón, se desmarcó, buscó la mejor posición y se mandó un tiro, donde no llegó el arquero Brites.
Este arquero paraguayo nadie sabe por qué se marchó del CDA, que le abrió las puertas en Chile hace tres temporadas y cumplió un excelente cometido; él no más se perdió las vueltas olímpicas el año pasado. Prefirió marcharse al sur, donde le pagan con cajones de frutas, sacos de cereales y algunas monedas para que pueda movilizarse a los entrenamientos.
Lo cierto es que después del gol, el CDA cedió el terreno, quedando a merced de los visitantes, que también carecieron de un goleador neto, ante la ausencia del “tiburón” Ramos, que viejo y todo, marca la diferencia.
Los pumas terminaron angustiados; la barra mirando el reloj y pidiendo agüita, pero no de sed -ya que había más vendedores de helados que público- sino de desesperación ante un árbitro que hizo jugar cinco minutos de descuentos, algo completamente inusual, sin ser un mal arbitraje, solamente demasiado contemplativo ante los hachazos de los visitantes.
De cualquier manera un triunfo reconfortante, pero calibrado en su justa medida, y a la espera que aparezcan los verdaderos refuerzos que clama el equipo, para mantenerse en primera división. Ni siquiera para pensar en cosas mayores.

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